Las salidas se anuncian, pero las razones se esconden tras el silencio dirigencial.
Se fueron Cauteruccio, Sosa y Romero. Salidas que, vistas desde el rendimiento, parecen justificadas. Pero más allá de las formas, la verdadera pregunta que retumba entre los hinchas es simple: ¿por qué?
¿Fue solo bajo rendimiento o, en el fondo, una decisión puramente financiera? Porque hasta ahora no hay fichajes que ilusionen, ni conferencias que aclaren. Todo indica que se optó por sacar a los más caros, aligerar la planilla y acomodar las cifras para fin de año.
El club guarda silencio, mientras el hincha espera respuestas. Las redes se llenan de rumores: que llegarán refuerzos, que habrá un “nuevo proyecto”, que esta vez sí habrá cambios. Pero, de momento, nada concreto. Ni nombres, ni fechas, ni explicaciones claras.
Y así, mientras Cristal barre nombres importantes, deja tras de sí más dudas que certezas. Porque en el fútbol, a veces lo que no se dice pesa más que las decisiones que se anuncian.
Porque miremos el contexto sin maquillaje:
Uribe, antes de llegar al club, apenas gestionaba su academia; sin mayor impacto ni proyectos relevantes que lo colocaran en la primera línea del fútbol profesional.
Zevallos, por su parte, ejercía de gerente en un club de recreación, muy lejos del vértigo y la exigencia que supone manejar un grande del fútbol peruano.
Lorem fistrum por la gloria de mi madre esse jarl aliqua llevame al sircoo. De la pradera ullamco qué dise usteer está la cosa muy malar.
Así, se da la sensación de que ambos encontraron en Cristal la oportunidad perfecta para relanzar sus trayectorias, aunque fuera a costa de decisiones apresuradas, silencios calculados y discursos llenos de lugares comunes.
Se va lo más caro para “hacer caja”, pero no se presenta ningún plan concreto. Se repite que habrá refuerzos, pero los días pasan y no llega nadie. Se habla de “proyecto”, pero no se explican ni objetivos, ni tiempos, ni responsables.
Y mientras tanto, el hincha mira al costado y se pregunta:
¿Realmente están construyendo el Cristal del futuro… o simplemente están tratando de escribir su último capítulo en el fútbol profesional antes de volver al anonimato?
Porque, al final, lo que duele no es que se vayan nombres.
Lo que duele es que, otra vez, nadie da la cara.

