Derrota tras derrota, y la dirigencia sigue jugando al silencio

Otra goleada. Otro papelón internacional. Otra noche para el olvido. Sporting Cristal fue arrasado por Palmeiras con una superioridad que no solo reflejó una diferencia de planteles, sino una brecha abismal en gestión, visión y liderazgo.

Mientras el equipo camina sin rumbo en la cancha, fuera de ella los verdaderos responsables siguen cómodos, blindados por el silencio cómplice y los intereses personales.

Porque no nos engañemos: el problema no es solo deportivo. Esta crisis tiene nombres y apellidos. Y detrás de cada humillación internacional hay decisiones erradas, fichajes improvisados, discursos vacíos y gerentes que, por conveniencia, prefieren callar antes que confrontar a Joel Raffo, el principal responsable de esta debacle institucional.

¿Dónde están ahora los gerentes de confianza de Raffo? Esos que se llenan la boca hablando de “profesionalismo” y “gestión moderna”, pero que en los peores momentos desaparecen. Esos que prefieren cuidar su sueldo antes que cuidar la camiseta. Porque cuando el club cae goleado, cuando los hinchas explotan de impotencia, ellos optan por no incomodar al jefe. Prefieren ser parte del decorado silencioso, aunque el club se derrumbe frente a sus ojos.

El silencio, en este contexto, no es prudencia. Es complicidad.

Ya basta de maquillar la realidad. No hay proceso. No hay proyecto. Lo que hay es una administración que ha usado a Sporting Cristal como vitrina personal, como trampolín comercial, olvidando el peso de la historia, el valor del hincha y el respeto por la identidad cervecera. Hemos pasado de pelear torneos internacionales a sufrir goleadas sin alma, mientras los de arriba repiten frases vacías desde sus escritorios.

El club necesita una limpieza profunda. Necesita dirigentes que sientan, que hablen con la verdad, que den la cara en las malas y que no vean al club como una empresa fría, sino como una institución con alma, con hinchas, con historia. Sporting Cristal no puede seguir en manos de quienes ven la crítica como amenaza y no como oportunidad de corregir.

La historia nos exige reaccionar. Y si la dirigencia no quiere o no puede hacerlo, entonces debe dar un paso al costado. Por dignidad. Por respeto. Por Sporting Cristal.

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