Si no le dan la chequera, es solo adorno

El hincha puede pedir, mas no imponer.
Julio Cesar Uribe. Directo general de sporting cristal
Lejos de mostrar autocrítica o sensibilidad, Uribe siguió la misma línea de soberbia que ha caracterizado a Joel Raffo en los últimos tiempos. Sus palabras no solo reflejaron una falta de empatía ante la dura realidad que atraviesa el club, sino también un profundo desconocimiento del sentir del hincha celeste.
Hoy, a través de un comunicado confuso y lleno de ambigüedades, la actual gerencia anunció la designación de Julio César Uribe como nuevo Director General Deportivo del club. Pero… ¿qué significa realmente este cargo? ¿Tendrá total autonomía para tomar decisiones deportivas? ¿Le darán carta abierta para traer refuerzos de nivel, acordes con la historia del club? ¿O simplemente será un nuevo rostro para seguir ejecutando la política económica de Innova Sports: «Antes de invertir, debo estar seguro de que voy a vender»?
Este anuncio, lejos de dar certezas, alimenta aún más la desconfianza. La comunicación del club sigue siendo deficiente. La falta de claridad, el discurso rebuscado y la ausencia de autocrítica reflejan un estilo donde la elocuencia y la empatía brillan por su ausencia.
¿No es momento ya de hablar de frente y dar la cara al hincha?
En el mismo comunicado, el club anuncia que “en los próximos días” se realizará una conferencia de prensa. ¿Tanto miedo hay de salir a dar la cara ahora? ¿Qué hay detrás de esta demora? Todo indica que no es una acción planificada, sino una reacción forzada ante un posible amago de renuncia. Una vez más, parece una medida desesperada.
La gran pregunta es: ¿qué rol cumplirán ahora Joel Raffo, Gustavo Zevallos y los actuales gerentes del club? ¿Seguirán siendo figuras con ansias de protagonismo mediático, pero ausentes cuando más se necesita liderazgo?
La realidad es clara: esta crisis no se resolverá solo con contrataciones. Llevaron al hincha al límite, desoyendo su voz una y otra vez. Lo que vemos hoy no es gestión, es un ego que enceguece y ahoga al club.
Solo hay una salida real: que Joel Raffo anuncie la venta de sus acciones. Sin eso, todo lo demás es maquillaje.